Sin dudad, esta es una de las preguntas que todos los pacientes con obesidad se hacen. La mayoría ya han intentado hacer dietas de todo tipo consiguiendo una pérdida temporal de peso que posteriormente se recupera e incluso aumentan más de peso. Esto genera frustración e incomprensión, porqué quieren conseguir mejorar su salud y calidad de vida, pero no pueden.

¿Qué es la obesidad?

La obesidad es una enfermedad crónica que se caracteriza por la acumulación de excesiva de grasa corporal. Actualmente se considera uno de los principales problemas de salud en los países desarrollados. En 2016, la Organización Mundial de la Salud (OMS) estimó que había unos 650 millones de personas que padecían obesidad, es decir el 13% de la población mundial. En España la situación no es muy buena ya que 1 de cada 4 personas adultas tiene obesidad. Y la tendencia es que la obesidad siga aumentando a nivel mundial de forma preocupante. Se estima que para 2030 en EE.UU la obesidad afectara al 40% de la población adulta.

Distribución obesidad en el mundo

¿Sabes si tienes obesidad?

La obesidad se clasifica en función del Índice de Masa Corporal (IMC), un cálculo que se realiza entre el peso y la altura del paciente. Pincha aquí para acceder a la calculadora

Un paciente tiene obesidad cuando su IMC es mayor de 30kg/m2. En la siguiente tabla se clasifican los distintos grados de obesidad y su riesgo asociado a la salud:

ClasificaciónIMCRiesgo asociado a la salud
Peso normal18,5 – 24,9Promedio
Exceso de peso> 25 
Sobrepeso25 – 29,9Aumentado
Obesidad grado I o moderada30 – 34,9Aumento moderado
Obesidad grado II o grave35 – 39,9Aumento grave
Obesidad grado III o mórbida40 – 49,9Aumento muy grave
Obesidad grado IV o extrema> 50Aumento muy grave

¿Cómo se regula nuestro peso?

Alimentarnos constituye una de las acciones básicas del ser humano para mantener nuestra vida y de la especie. La sensación de hambre es una alarma interna que nos indica que debemos comer, ya al contrario, la saciedad es el mecanismo para que se apague esa alarma. El control de estos procesos está regulado por complejos mecanismos interconectados que tienen lugar fundamentalmente en 3 órganos: el cerebro, el intestino y el tejido adiposo (grasa corporal).

Para explicar cómo funcionan los mecanismos de regulación se han establecido dos teorías:

  1. La teoría de la regulación a corto: un ejemplo sería el aumento de la ingesta después de un periodo de ayuno. El hambre se relaciona con las señales que inician la ingesta y la saciedad. Estas señales pueden ser:
    • Sensoriales: Estímulos que recibidos de nuestros sentidos de la vista, olfato, gusto, tacto, temperatura. Cuando vemos, olemos o simplemente pensamos en comer se produce un estímulo que interpretamos como hambre.
    • Digestivos: La dilatación gástrica provocada por la ingesta de alimentos envía señales de saciedad.
    • Hormonal: por ejemplo, los niveles bajos de azúcar en sangre emiten una señal de hambre para que iniciemos la ingesta.
  2. Regulación a largo plazo: el organismo pone en marcha una serie de mecanismos dirigidos al mantenimiento del peso corporal y en especial de las reservas de grasa en el tejido adiposo. La “base de operaciones” de estos mecanismos parece estar ubicada en una zona del cerebro conocida como hipotálamo.

Causas de la obesidad

La obesidad es el resultado de un desequilibrio entre la ingesta calórica y el gasto energético que resulta en la acumulación de tejido adiposo. Es decir, se ingieren más calorías de las que se gastan.

La obesidad ha aumentado en las últimas décadas, en gran parte debito al estilo de vida de la sociedad actual y unos determinados factores ambientales. Estos factores ambientales serían:

  • Dieta: en las últimas décadas ha aumentado la ingesta de calorías en la dieta. Este aumento se debe un mayor contenido en azúcares refinados y grasas en la comida, el aumento del índice glicémico de los alimentos, las bebidas azucaradas, los tamaños de las raciones de comidas preparadas, la comida rápida, etc. Además, algunos factores sociales del actual estilo de vida están condicionando la dieta: las obligaciones laborales dificultan poder preparar las comidas en casa según el método tradicional, con ingredientes naturales, e incrementan la incorporación de la denominada “comida rápida” a la dieta.
  • Patrones de ingesta: gran parte de los pacientes con obesidad sufren una falta de control en la regulación de la ingesta. Son frecuentes los patrones alimentarios anómalos y la presencia de trastornos alimentarios (comedores nocturnos, el trastorno por atracón, bulimia). Ya no se come por apetito, sino porque toca: es “la hora de comer”. Además, se come más rápido, lo que impide que lleguen a actuar los mecanismos de la saciedad.
  • Sedentarismo: La forma de vida en nuestro medio se caracteriza por requerir poca actividad física. El sedentarismo se relaciona con un menor gasto energético y con el aumento de peso, y además, favorece la pérdida de masa muscular con la edad. Utilizar el coche para ir al trabajo en vez de caminar, trabajar sentado frente al ordenador, aumento del tiempo viendo la televisión, etc.
  • Estrés: El estrés vigente en el estilo de vida actual se asocia con aumento del cortisol, lo que produce, que de forma crónica un aumento de la grasa abdominal y mayor incidencia del síndrome metabólico.
  • Restricción del sueño: los estudios muestra una relación entre dormir poco y la obesidad, debido a alteraciones hormonales.
  • Enfermedades: como el síndrome de Cushging, el hipotiroidismo, déficit de hormona de crecimiento, algunas enfermedades mentales.
  • Fármacos: antipsicóticos, algunos antidepresivos y antiepilépticos, insulina.
  • Factores socioeconómicos: La obesidad es más prevalente en las clases socioeconómicas más desfavorecidas. Parece estar en relación con factores como la educación nutricional, la disponibilidad y el tipo de alimentos. Se ha demostrado que los hijos de padres con un mayor nivel de formación desayunan adecuadamente, picotean menos, evitan los refrescos azucarados, comen más frutas y verduras, y realizan más ejercicio físico.
  • Industria alimentaria: inunda el mercado con alimentos procesados, que son muy calóricos y con escaso valor nutritivo. Los niños son la población más vulnerable y constituyen un objetivo preferencial para la  industria, con el fin de moldear sus preferencias por el sabor e inducir lealtad a la marca.

Sin embargo, existen personas que pese estar expuesto a estos factores ambientales no son obesos. ¿Por qué? La explicación la encontraremos en los nuestros genes, que nos hacen únicos y deferentes a los demás. Estas diferencias son las responsables de que ante los mismos estímulos unas personas puedan desarrollar la obesidad con mayor facilidad.

En ocasiones, la mutación de un solo gen puede ser responsable del desarrollo de la obesidad. Esto es denominado como obesidad monogénica (un solo gen). Pero la obesidad debida a este tipo de mutaciones en poco frecuente, alrededor de menos de un 5% de los casos. Actualmente la mutación heterocigótica del gen MC4R es la causa más común de obesidad monogénica y se encuentra entre el 2-5% de los niños con obesidad grave.

Sin embargo, la obesidad poligénica (debida a varios genes) es la forma más común en nuestra sociedad. Se han descrito múltiples variantes de los genes relacionados con el mantenimiento del equilibrio energético y el IMC. La implicación de estos genes se realizaría a través de diversos mecanismos como la regulación del apetito o el gasto energético, la utilización de nutrientes y la formación de tejido graso.

La abundancia de alimentos a la que tenemos acceso en la actualidad es algo poco habitual en la historia del ser humano, que ha estado sometido durante miles de años a la hambruna. La escasez de alimentos ha marcado la evolución de nuestra especie, seleccionando aquellos genes que nos permitían soportar periodos largos de ayuno. Sin embargo no estamos preparados para la sobrealimentación. No tenemos los genes que regulen los mecanismos fisiológicos adecuados para controlar el aumento de peso ante la sobrealimentación.

Por todo lo explicado anteriormente podemos concluir que la obesidad está causada por múltiples factores interrelacionados, algunos de los cuales no podemos cambiar (nuestros genes) y otros factores podemos modificarlos (alimentación, ejercicio, hábitos saludables).

Si necesitas asesoramiento para perder peso contacta conmigo.

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Contacto

Escrito por Pablo Aragó Chofre
Cirujano especialista en el tratamiento de la Obesidad y de las Enfermedades Metabólicas


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